¡Socorro, mi perro ha dicho “miau”!, gritó la niña, asustada, aunque no demasiado, por toda la casa. No solían hacer demasiado caso de sus fantasías, pero ella siempre había sabido que aquel negro perro suyo era raro. Tan raro que no era un perro. Lo parecía, era igualito. Pero solo ella, cuando se sentaba a comer pipas en el bordillo del portal de su casa, con el animal sentado pacíficamente en frente, ella miraba sus ojos y sabía que aquello que tenía ante sí no era un perro. Al menos, no era un perro normal.
Comenzamos, pues. Este perro (que debemos ser nosotros) ha dicho miau (hola). Ándese con ojo, y bienvenido sea.
Pasen, y vean.
(Y el último, que apague la luz)
6 comentarios:
Un principio tremennnndo!!! :D una mezcla entre una historia de terror (como pa no, cualquier perro que maulle debe (y debe de) dar miedito...) y un humor surrealista en el que una niña paranoica con principio de esquizrofrenia empieza o a ver cosas raras en su perro o a darse cuenta de lo loca que puede llegar a estar
xDD
jejeje
:)
gracias
a esto era a lo q me refería :)))
paso, paso...aunq creo q la luz va a kedar encendida...:P
Jeje... qué gracioso tu texto. Y muy elocuente.
Gracias por pasarte por el blog y comentar. La novela me la publicaron hacia agosto del año pasado. Gracias.
Un besito
Eres una cajita de sorpresas, eh, Lázaro? precioso comienzo
Muy creativo el breve post. Me gustó mucho tu estilo. Saludos.
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